7/8/10

Trastornos de Ansiedad y Depresión

La depresión acompaña frecuentemente a los trastornos de ansiedad. Los sentimientos de tristeza, apatía y desesperanza, las alteraciones del apetito y del sueño, así como la dificultad en concentrarse que caracterizan a la depresión, se unen entonces a los síntomas del cuadro de ansiedad especifico de que se trate y los intensifican.

Tradicionalmente concebidas como dos entidades distintas y diferenciadas, muchos profesionales piensan hoy a partir de investigaciones realizadas en los últimos años, que la ansiedad y la depresión son dos caras inseparables de una misma moneda; al menos en un gran numero de casos.
Datos que apoyan esta idea es el hecho de que entre el 60 y el 70% de las personas con depresión, también padecen de ansiedad y que el 50% de quienes sufren de ansiedad crónica muestran a su vez signos inequívocos de depresión. La coexistencia de ansiedad y depresión, cronifica ambas alteraciones; provoca en quienes coexisten ambos cuadros, mayores problemas laborales y de relación y aumenta significativamente el riesgo de suicidio.
Otros elementos importantes a favor de esta idea son 1) que el tipo de respuesta y la vulnerabilidad al estrés es idéntica en ambos casos y 2) que el tratamiento que mejores resultados obtiene en cuanto a una de estas afecciones, también lo obtiene en relación a la otra. Ya la psiquiatría clásica dio cuenta de este vinculo especial entre ansiedad y depresión al postular la existencia de lo que se denomina depresión agitada, donde los signos de ansiedad extrema acompañan a los de la depresión.

La lógica que subyace a esta superposición de cuadros es la siguiente. Como ya se dijo en el artículo sobre trastornos de ansiedad, ésta es una angustia referida a la idea de sufrir daños o perjuicios provenientes de amenazas potenciales, cuyos efectos indeseables pueden llegar a concretarse en el futuro. Si quien vive esta ansiedad, siente además que la concreción de esas amenazas es segura, que ello será muy grave para su vida y además, que no hay nada que él pueda hacer al respecto, entonces surge la depresión; estando por ello a la vez ansioso y deprimido.
Lo que evita hacer extensivo a todos los casos de depresión la idea de que estos siempre se acompañan de estados de ansiedad, es que muchas depresiones tienen su raíz en el pasado y no en las ideas que la persona pueda hacerse o abrigar sobre el futuro. En otros casos sí y en muchos otros actúan por igual ambas vertientes.
Una vinculación especialmente estrecha entre los trastornos de ansiedad y la depresión se verifica en las fobias sociales, en los ataques y trastornos de pánico y en los trastornos obsesivo-compulsivos; siendo su incidencia en las fobias simples de escasa o de menor significación.


Lic. Ramón Prieto

Agosto del 2008

 
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