28/8/09

Pensamiento depresivo y depresión 2


De acuerdo a la concepción cognitivista, los depresivos se hallan generalmente dominados por la auto-desvalorización, el pesimismo y la vivencia de falta de control sobre aspectos importantes de su vida. Los depresivos también padecerían de una distorsión perceptual y de una distorsión en el modo de procesar la información, que incluye la atención selectiva hacia los aspectos negativos de su entorno, la sobre-personalización, la sobre-generalización y la excesiva reacción (catastrofización), frente a las experiencias conflictivas de su vida.

Ya sea como prolegómenos de los estados depresivos o como elementos concomitantes, los pensamientos negativos se correlacionan fuertemente con los estados de depresión, aunque varios estudios demuestran que estos también se hallan presentes en las personas normales; aunque no con la misma frecuencia, ni con la misma persistencia, ni con la misma intensidad.

Una plétora de estudios ha demostrado que los vínculos interpersonales positivos con que cuentan las personas -a lo que se denomina “apoyo social”-, atenúan las consecuencias físicas y emocionales del stress y de la depresión. También se han demostrado el incremento del riesgo de depresión en los casos de relaciones familiares y laborales conflictivas, de la falta de un contacto emocional intimo basado en la confianza, del stress marital, de los vínculos sociales superficiales o negativos, etc.; pues se sabe que el apoyo social necesario y suficiente actúa como un colchón protector que reduce la incidencia de muchos estresores.

Los principales caminos reconocidos, a través de los que opera el apoyo social son: 1) La orientación cognitiva. 2) La asistencia tangible y 3) El apoyo emocional.

Los factores de la personalidad también han sido estudiados en cuanto a su capacidad de ejercer una función protectora o propiciatoria de la depresión y del stress y tres conclusiones emergen con claridad de entre la multiplicidad de los estudios realizados: 1) Las personas más propensas a sufrir depresión, dependen fuertemente de los otros para su sostén emocional y su sentimiento de aprobación, 2) Son muy vulnerables en su autoestima, y 3) Poseen habitualmente rasgos y tendencias obsesivas –tales como la rigidez y la incapacidad de adaptación-, que las predisponen a sufrir en mucha mayor medida que los demás, la incidencia de estas alteraciones.

Avanzar en la comprensión de qué factores de la personalidad y del entorno -en términos de autoestima y de apoyo o de falta de apoyo social-, aumentan o disminuyen la emergencia de las ideas y de los pensamientos depresivos, así como su frecuencia e intensidad, y el nivel de impacto e incidencia que estos tienen o pueden tener en el desencadenamiento de estados depresivos, fue el objeto del estudio realizado en 1985 por dos psicólogos norteamericanos llamados, James L. Pagel y Edmund Becker, que se describe a continuación.

La población estudiada estaba constituida por familiares a cargo de enfermos de mal de Halzheimer, los cuales -se sabe desde hace mucho-, sufren generalmente de un fuerte stress emocional, físico y económico, constituyendo en sí grupos de riesgo, en cuanto a sufrir a su vez intensos cuadros depresivos, por lo que se estudio su debilitamiento en función de su nivel de autoestima y del grado de apoyo social con el que contaban.

Los principales estresores dentro de estos cuadros es la certeza anticipada de la perdida de un ser querido y el severo cercenamiento de la vida de relación, que acompaña a estos procesos los cuales se prolongan por lo general, durante un promedio de 4 a 10 años, y lo cual los margina severamente de la posibilidad de retroalimentaciones positivas regulares y de la posibilidad de moverse en un radio más amplio de relaciones.

Ya Beck en 1967 –renombrado especialista en temas de depresión y autor de la escala diagnostica que lleva su nombre-, postulo que las relaciones interpersonales armoniosas disminuían la aparición de ideas depresivas y que su disrupción o transformación, actuaba como desencadenante de las mismas. Por su parte, Seligman y Abramson, indicaron en 1978 a través del denominado “Modelo reformulado de indefensión aprendida”, que los déficits en autoestima estimulaban la actividad cognitiva depresiva en las personas afectadas.

Para ello se sondearon las atribuciones causales, expectativas y otras creencias con relación a: 1) las modificaciones en el vinculo entre el cuidador y el enfermo, en especial los derivados de conductas no predecibles de éste ultimo, y 2) respecto a los cambios limitativos en su propia vida, que el cuidador reconocía como desgastantes y exasperantes en extremo. Items relevados importantes fueron: las percepciones respecto al grado de control que tenían o que creían tener sobre la situación, sus expectativas respecto a poder controlarla en el futuro, la dimensión o globalidad que la misma había adquirido para ellos, la medida que asignaban a la probabilidad de mejoría de su situación o de su empeoramiento progresivo (vivencia de cronicidad o de irreversibilidad), y el alcance de las auto-recriminaciones que la persona se hacia por su estado personal y por la situación como un todo.
Esto ultimo se realizo en concordancia con la idea de Seligman de que la perdida de control combinada con auto-recriminaciones y con la idea de incontrolabilidad en el futuro, son depresiogénicas de por sí, en relación a éste y a cualquier otro tema de importancia vital; así como con la noción de Beck de la importancia patógena de la tríada depresiva, caracterizada por ideas negativas respecto a sí mismo, al mundo y al futuro.

Una descripción más detallada de las variables estudiadas, sería:

- Grado de control actual: preguntas sobre el grado de control percibido, incluían lo siguiente: ¡Cuanto control cree Ud. que tiene sobre la conducta imprevisible de su cónyuge, en términos de ser capaz de alterar o de modificar dicha conducta dentro de un margen deseado por Ud.?. Y, ¿Qué grado de control cree Ud. que tiene sobre tal conducta especifica en particular?. Y esto referido tanto a la conducta del cónyuge, como a los cambios indeseables en la vida, sufridos por el cuidador.

- Grado de control futuro estimado, sobre los mismos aspectos de la situación.

- Amplitud o globalidad del proceso: se pregunta por ej.: ¿Esa conducta imprevisible de su cónyuge se limita a cierta área en particular, abarca distintas áreas o se extienden a la totalidad de sus conductas? Y, ¡Su enfermedad a afectado un solo aspecto de su vida, todos, o solo algunos de ellos.

- Grado de cronicidad: respecto a las conductas imprevisibles del esposo, se preguntaba: “¿Cuan probable es en su opinión, que su cónyuge continúe teniendo esas conductas en los próximos tres años?” y lo mismo para las alteraciones personales, pues otra variable importante es el tiempo de exposición a las circunstancias estresantes y las expectativas que el cuidador tenga sobre su evolución en el futuro.

- Nivel de Indefensión: se preguntaba por ejemplo, hasta que punto estaba de acuerdo con el enunciado: “No hay nada que ud., ni yo, ni ninguna otra persona, pueda hacer al respecto” o bien con el enunciado “Estoy seguro/a de que podré solucionar mi situación”.

- Atribuciones Causales: en términos de factores internos y externos. Sobre la etapa previa al diagnostico de la enfermedad y en relación a los síntomas, cuando estos eran aún ambiguos o imprecisos, y en términos de si correspondían a algo básico del esposo, de ella o de ambos.

La mayoría de los ítems debían ser contestados por los participantes dentro de una escala de 1 a 7, donde 1 significaba por ejemplo, “Estoy totalmente en desacuerdo” y 7, “Estoy totalmente de acuerdo”; o “Carezco de todo grado de control” y “Poseo control absoluto sobre la situación”, o bien “Es imposible que esto no se agrave y mejore” o “Estoy seguro/a que la situación habrá de mejorar”.


El apoyo social se evalúo a través de la Escala de Satisfacción Global - GSS (Fiore, 1980) que discrimina entre 1) orientación cognitiva 2) reforzamiento social: guía retroalimentativa y de feedback sobre las propias conductas, rasgos y actitudes. 3) socialización: entendida como recreación, esparcimiento y otras actividades y situaciones no conflictivas 4) apoyo emocional: contención, cuidado, reaseguro, confirmación, comprensión. Y 5) asistencia tangible y ayuda concreta: material, medios, contactos, etc.

Principales conclusiones: El resultado de este estudio aporto una descripción muy amplia de las diferencias individuales en las reacciones depresivas a un estresor crónico y global. La severidad de las cogniciones y el nivel de apoyo social y de autoestima, demostraron ser por un lado independientes y a la vez estar fuertemente asociados con el nivel personal de depresión. Lo cual da apoyo a recientes estudios sobre el papel del estrés en la gestación y desencadenamiento de cuadros psicopatológicos y de la influencia sobre él que tienen los factores sociales y de personalidad.

La mayor contribución del presente estudio fue la evidencia de que el apoyo social y la autoestima están fuertemente asociados con menores niveles de depresión, pero que esa asociación es diferencial, estando la autoestima más vinculada al numero e intensidad de las cogniciones depresivas y el apoyo social al grado de impacto de las mismas, pero sin mayor incidencia en su número e intensidad, no siendo por lo tanto intercambiables.

El apoyo social protege de la depresión disminuyendo el impacto de las ideas depresivas, alterando más la reacción emocional a las mismas que la percepción del entorno. El apoyo social no hace del mundo un lugar mejor para estas personas, pero les ayuda a tolerarlo sin sufrir daños excesivos.

Es obvio por otra parte, que el nivel de apoyo social y el nivel de autoestima personal, están correlacionados entre sí y que la depresión a su vez, afecta a ambos, y que además existen otros factores importantes relacionados con la depresión, las ideas depresivas y su impacto, tanto sociales como de personalidad, que actúan en todo individuo.


lic. Ramón Prieto

Julio del 2009.


Referencias:

- Pagel Jones L. y Becker Edmund.,.Pensamiento Depresivo y Depresión: Relaciones con la Personalidad y con los Recursos Sociales. Journal of Personality and Social Spychology, editado por la Sociedad Psicológica Americana. 1987 – V.50. Pag. 1043. -

- Pruebas y procedimientos utilizados: El nivel de autoestima se relevo a través del TSCS – Tennesee Self-Concept Scale (Fitts, 1972); el grado de depresión a través del BDI -Beck Depresion Inventory- (Beck y Beamsderfer,1974), también se administro el Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia Change Interview (SADS-C; Endicott y Spitzer,1978) que fue usado para revisar el Reseach Diagnostic Criteria (Spitzer,Endicott y Robins, 1978) y el SADS-C parallel form of the Hamilton Depresion Rating Scale (Endicott, Cohen, Nee, Fleiss y Sarantakos, 1981).

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